La combinación de la informática con las comunicaciones interconecta a los seres humanos cambiando sustancialmente sus formas de relacionarse, permitiendo crear estructuras y organizaciones antes inimaginables.
Nos encontramos a las puertas de nuevas y diversas culturas y sociedades, que complementan, potencian o cambian las preexistentes. Una revolución tecnológica, comunicacional, social y humana sin precedentes en la historia. Estamos frente a la posibilidad de construir conocimiento colectivo y distribuirlo a toda la humanidad en tiempo real y sin costos marginales.
La nueva organización humana, social, económica y politica en construcción, o “Sociedad del Conocimiento”, esta siendo definida. La ética que consensuemos, los derechos que nos demos, las normas que instrumentemos y la comunión que logremos, definirán y entornarán en gran medida la cultura humana en los próximos siglos. Así como las metodologías y los medios definen las organizaciones y su mensaje, los instrumentos que rijan el conocimiento determinarán cómo se construye y crea esta sociedad.
Internet dio inicio a esta revolución que conjuga el teléfono con los medios masivos, el poder de procesamiento y la digitalización de la información. El espíritu libertario que la impregnó, incubado al amparo de las universidades, forjó la comunidad de hackers y creó al software libre. Filosofía y tecnología crecieron al amparo y en paralelo con la red, nutriéndola en el proceso que todavía define el espacio cultural de la naciente Sociedad de la Información.
Este proceso está causando una fuerte reacción.
Ciertas formas de hacer negocios están condenadas a desaparecer. Entre otras, las industrias de distribución de conocimiento, información, y arte son jaqueadas desde varios flancos. Están dejando de ser necesarias.
Cualquiera con un ordenador y una conexión de banda ancha puede actuar como centro de distribución.
Cualquiera con un editor de textos, con tarjetas de sonido y algún equipo adicional puede producir libros y composiciones musicales de un aceptable nivel. En el momento en que el flujo de información crece sin parar y dinamiza la economía> con más fuerza, paradójicamente se destruyen las empresas que en él se sustentan.
El proceso es irreversible. Así como el automóvil desplazó a los carruajes, la computadora personal e internet desplazarán a las editoriales y las compañías musicales o las transformarán de un modo tal que serán irreconocibles en el futuro. Crecerá el movimiento económico vinculado a los servicios, caerá el capital representado por el conocimiento al fluir este con libertad y se desconcentrará su control y el poder que representa.
Estas industrias que otrora fueron adalides de la ilustración, hoy son anacrónicas. Pero aun son poderosas corporaciones capaces de ejercer el poder y poner un freno a un avance que sin lugar a dudas, las perjudica. La reacción puede imponer regulaciones que construyan un mundo oscuro y cerrado, con prácticas de control centralizadas y totalitarias hoy impensables. Así la Digital Millenuium Copyright Act (DMCA) y la Informatica Traidora (TCG), son solo ejemplos de esta tendencia. Esta reacción si se impone, puede cristalizar y demorar procesos históricos en marcha, causando un enorme regresión y retraso al crecimiento y progreso de la humanidad.
Como en todo proceso de cambio histórico, hay intereses en pugna. En este caso nos encontramos con dos objetivos y visiones contrapuestos en la conformación de la Sociedad de la Información. Por un lado, algunos Estados y corporaciones, que quieren que Internet sea un mecanismo para reforzar su antigua forma de hacer negocios y su poder. Por el otro, ciudadanos y organizaciones que creemos y queremos que Internet sea un fenomenal medio de comunicación que cambie nuestra forma de relacionarnos y que descentralice la economía y el control planetario.
Aquí nos encontramos ahora. Frente al gran desafío que enfrentamos en la construcción de la Sociedad de la Información: luchar porque se desarrolle con libertad potenciando sus virtudes y capacidades.
El problema de la “apropiación del conocimiento”.
Varias cuestiones se atraviesan como factores clave a tener en cuenta. Una de las bases fundamentales de la Sociedad de Conocimiento tiene que ver con algunos conceptos que es indispensable entender de manera crítica. Es imprescindible emprender el análisis de todo aquello que habitualmente se engloba en bajo el oximoron publicitario: “propiedad intelectual”, que pretende juntar tres conceptos muy diferentes: derechos de autor, patentes y marcas. La aberración de distribuir software en formato binario y otorgarle a esta práctica abyecta y a este “contenido” incomprensible para los humanos, carácter de “obra intelectual” y protegerlo con copyright y aun con patentes, complicó más la cosa.
En primer lugar, aclaremos que estos conceptos responden a determinados modelos de desarrollo y modos de producción y que por tanto, no son aplicables a relaciones de diferente naturaleza. A lo largo del tiempo se han delineado estos mecanismos para cumplir diferentes objetivos, en especial, para permitir la difusión del conocimiento, las ideas y el arte. Mecanismos como el copyright (derechos de copia) fueron diseñados específicamente para la generación de estructuras económicas que sustenten el flujo de las ideas. Pero esto se produjo cuando la Información estaba firmemente vinculada al medio soporte físico que la sustentaba. En ese marco, este sistema de copyright funcionó razonablemente. Claro, la difusión de contenidos tenía un determinado costo que alguien debía financiar, por lo cual, estos derechos de copia aseguraban ingresos regulares a los editores y empresas (derecho – habientes) .
Pero salta a la vista que el impacto de las nuevas tecnologías cambia radicalmente la relación de las ideas y el conocimiento con el soporte de distribución. Hoy se separara totalmente el contenido del medio. La Información digitalizada es incontable y ubicua, y su costo marginal de reproducción y distribución es nulo. Una vez creada y digitalizada, una obra intelectual puede ser copiada, distribuida, accedida y disfrutada por millones de personas al mismo tiempo sin que se note diferencia entre el original y las copias, siquiera sin que haya un costo marginal derivado de este disfrute.
Dos consecuencias se desprenden de esto:
En los últimos años han aparecido diversas estrategias para detener lo inevitable:
La historia ha demostrado una y otra vez que lo que debe morir, al fin muere, pese a que se intenten todo tipo de resistencias y reacciones. La historia de los cambios tecnológicos es así. Algunas industrias desaparecen mientras otras nuevas se crean. Las avalanchas no se detienen, cuanto más las demoren, más estrepitosa será la caída de los muros que la contengan. La vida, la libertad y la inteligencia siempre encuentran su camino.
Al final del camino algún hacker encontrará una puerta para que pase la luz del conocimiento.
Para nosotros, el resultado a futuro es claro, pero la transición es compleja, hay intereses en juego y tareas pendientes.
Algunas urgentes e imprescindibles, como la garantía de ingresos para los autores de obras digitalizadas que sean de interés para un mundo donde la Información fluya libremente. Existen varios mecanismos posibles y no son pocas las industrias que están ensayando propuestas alternativas.
Pero una cosa es cierta y contundente: es hora de dejar de ver a la Información como un capital acumulable del cual se puede extraer una renta. Es hora de analizar su potencial como generador de servicios.
En una sociedad donde el conocimiento es propiedad privada, las desigualdades de profundizan.
Una de las grandes discusiones que tiene lugar hoy a nivel global también tiene que ver con la cuestión vinculada a la educación, según se la vea como un derecho o como un servicio comercial. Considerando la educación como derecho, el conocimiento y la Información deben ser libres.
Si se considera al conocimiento como un bien económico apropiable, la educación es la primera víctima. En un sociedad donde el conocimiento es propiedad privada, las desigualdades educativas se incrementan.
Esto es así, porque cuando se cierra el conocimiento y se imponen cánones para su acceso, cada persona tiene acceso a lo que puede pagar. Cada persona vale en función de los conocimientos adquiridos. Esto incluye el pago de los “servicios educativos” y el valor de los contenidos. Quien más puede pagar accede a más y mejor Información, en lo que sienta las bases de una sociedad mucho más injusta y desigual.
La reducción de la brecha digital entra en juego aquí. En un mundo donde la Información puede ser ubicua y los costos de educación disminuir notablemente, existen intereses que pretenden instrumentar un sistema que puede enterrar definitivamente el sueño de un mundo con igualdad de oportunidades basado en acceso igualitario a la educación y el conocimiento.
Sociedad libre vs sociedad de control.
Los intentos de la vieja industria de la Información para subsistir en la nueva era del Conocimiento sólo son posibles a fuerza de imponer una parodia de Sociedad de la Información. Deben poder controlar qué programa se ejecuta en cada ordenador del planeta. Así destruyen el espíritu mismo de la nueva era. Para lograr esto, deben desarrollar mecanismos físicos y dispositivos especiales que respondan a sus intereses y que quiten a los usuarios el mando de sus propias computadoras. Tecnológicamente hay una única vía para lograr estos fines: tener la clave maestra para cada ordenador del planeta.
Si bien esto suena exagerado, es ni más ni menos, el objetivo del TCG (TCPA) conocido en Windows como Palladium. Este sistema está siendo construido hoy en día por una alianza de industrias de la Información y ya se distribuye con las últimas versiones del sistema operativo.
De todos modos, todavía requiere computadoras con un hardware especialmente construido para tal fin, es decir, para quitarle el control a su propietario. Eliminan la libertad de programar y penalizan el compartir mediante la DMCA. En este sentido ¿puede ser válida una ley violada simultanea y conscientemente por el 60% de los usuarios, devenidos en “piratas”?
De lograr esto, a una sociedad controlada, donde cada ordenador ejecute sólo lo que se le autoriza, hay un solo paso. Ese paso es el sueño de muchas empresas. En ese marco, programar estaría prácticamente prohibido. Sólo los que tengan la infraestructura de control podrían hacerlo, impidiendo el acceso a los dispositivos físicos o los medios de almacenamiento.
Puede que hoy no tengamos real magnitud de las consecuencias de esto. Pero cuando todo se maneja por programas, incluyendo las votaciones, la sociedad resultante será democrática o totalitaria. No hay grises en esta perspectiva.
Hoy, cuando todavía hay margen de acción, debemos prohibir esto. O al menos evitar que sea impuesto por ley.
La brecha digital y el acceso universal son subsidiarios.
Estas preocupaciones que el mundo entero está debatiendo, se relacionan más con los problemas estructurales de pobreza y la desigual distribución de la riqueza que con Internet. No es cuestión de eliminar la brecha digital informatizando la pobreza, debemos eliminar la pobreza, apoyándonos en el conocimiento libre.
Al hablar de acceso universal y reducción de la brecha digital es fundamental tomar conciencia de que jamás lo lograremos con sistemas como Palladium, con software privativo, o con leyes penales como DMCA.
Sólo con libertad de ejecución de programas, Software Libre y despenalización del compartir, tendremos acceso universal. Así las cuatro libertades que definen al software libre comprenden los derechos básicos de la Sociedad de la Información: la libertad de ejecutar, conocer, comunicar y crear.
Las batallas concretas que debemos librar.
Estos son los punto cruciales de la construcción la sociedad de la Información. Los esquemas y normas dentro de los cuales fluya, se comparta y construya el conocimiento determinarán que logremos una sociedad de la Información cerrada o abierta, estática o dinámica, totalitaria o democrática. En definitiva, en estas partidas que lamentablemente pocos comprenden, se juegan las libertades fundamentales, los derechos constitutivos que los ciudadanos tendrán en el nuevo orden que se está construyendo.
Para librar estas batallas, hay pasos indispensables:
Así estableceremos el derecho al acceso, a la información, al conocimiento, a la comunicación y a la educación para todos los seres humanos. O lo que es lo mismo, construiremos una sociedad libre, justa y solidaria.
Nos encontramos a las puertas de nuevas y diversas culturas y sociedades, que complementan, potencian o cambian las preexistentes. Una revolución tecnológica, comunicacional, social y humana sin precedentes en la historia. Estamos frente a la posibilidad de construir conocimiento colectivo y distribuirlo a toda la humanidad en tiempo real y sin costos marginales.
La nueva organización humana, social, económica y politica en construcción, o “Sociedad del Conocimiento”, esta siendo definida. La ética que consensuemos, los derechos que nos demos, las normas que instrumentemos y la comunión que logremos, definirán y entornarán en gran medida la cultura humana en los próximos siglos. Así como las metodologías y los medios definen las organizaciones y su mensaje, los instrumentos que rijan el conocimiento determinarán cómo se construye y crea esta sociedad.
Internet dio inicio a esta revolución que conjuga el teléfono con los medios masivos, el poder de procesamiento y la digitalización de la información. El espíritu libertario que la impregnó, incubado al amparo de las universidades, forjó la comunidad de hackers y creó al software libre. Filosofía y tecnología crecieron al amparo y en paralelo con la red, nutriéndola en el proceso que todavía define el espacio cultural de la naciente Sociedad de la Información.
Este proceso está causando una fuerte reacción.
Ciertas formas de hacer negocios están condenadas a desaparecer. Entre otras, las industrias de distribución de conocimiento, información, y arte son jaqueadas desde varios flancos. Están dejando de ser necesarias.
Cualquiera con un ordenador y una conexión de banda ancha puede actuar como centro de distribución.
Cualquiera con un editor de textos, con tarjetas de sonido y algún equipo adicional puede producir libros y composiciones musicales de un aceptable nivel. En el momento en que el flujo de información crece sin parar y dinamiza la economía> con más fuerza, paradójicamente se destruyen las empresas que en él se sustentan.
El proceso es irreversible. Así como el automóvil desplazó a los carruajes, la computadora personal e internet desplazarán a las editoriales y las compañías musicales o las transformarán de un modo tal que serán irreconocibles en el futuro. Crecerá el movimiento económico vinculado a los servicios, caerá el capital representado por el conocimiento al fluir este con libertad y se desconcentrará su control y el poder que representa.
Estas industrias que otrora fueron adalides de la ilustración, hoy son anacrónicas. Pero aun son poderosas corporaciones capaces de ejercer el poder y poner un freno a un avance que sin lugar a dudas, las perjudica. La reacción puede imponer regulaciones que construyan un mundo oscuro y cerrado, con prácticas de control centralizadas y totalitarias hoy impensables. Así la Digital Millenuium Copyright Act (DMCA) y la Informatica Traidora (TCG), son solo ejemplos de esta tendencia. Esta reacción si se impone, puede cristalizar y demorar procesos históricos en marcha, causando un enorme regresión y retraso al crecimiento y progreso de la humanidad.
Como en todo proceso de cambio histórico, hay intereses en pugna. En este caso nos encontramos con dos objetivos y visiones contrapuestos en la conformación de la Sociedad de la Información. Por un lado, algunos Estados y corporaciones, que quieren que Internet sea un mecanismo para reforzar su antigua forma de hacer negocios y su poder. Por el otro, ciudadanos y organizaciones que creemos y queremos que Internet sea un fenomenal medio de comunicación que cambie nuestra forma de relacionarnos y que descentralice la economía y el control planetario.
Aquí nos encontramos ahora. Frente al gran desafío que enfrentamos en la construcción de la Sociedad de la Información: luchar porque se desarrolle con libertad potenciando sus virtudes y capacidades.
El problema de la “apropiación del conocimiento”.
Varias cuestiones se atraviesan como factores clave a tener en cuenta. Una de las bases fundamentales de la Sociedad de Conocimiento tiene que ver con algunos conceptos que es indispensable entender de manera crítica. Es imprescindible emprender el análisis de todo aquello que habitualmente se engloba en bajo el oximoron publicitario: “propiedad intelectual”, que pretende juntar tres conceptos muy diferentes: derechos de autor, patentes y marcas. La aberración de distribuir software en formato binario y otorgarle a esta práctica abyecta y a este “contenido” incomprensible para los humanos, carácter de “obra intelectual” y protegerlo con copyright y aun con patentes, complicó más la cosa.
En primer lugar, aclaremos que estos conceptos responden a determinados modelos de desarrollo y modos de producción y que por tanto, no son aplicables a relaciones de diferente naturaleza. A lo largo del tiempo se han delineado estos mecanismos para cumplir diferentes objetivos, en especial, para permitir la difusión del conocimiento, las ideas y el arte. Mecanismos como el copyright (derechos de copia) fueron diseñados específicamente para la generación de estructuras económicas que sustenten el flujo de las ideas. Pero esto se produjo cuando la Información estaba firmemente vinculada al medio soporte físico que la sustentaba. En ese marco, este sistema de copyright funcionó razonablemente. Claro, la difusión de contenidos tenía un determinado costo que alguien debía financiar, por lo cual, estos derechos de copia aseguraban ingresos regulares a los editores y empresas (derecho – habientes) .
Pero salta a la vista que el impacto de las nuevas tecnologías cambia radicalmente la relación de las ideas y el conocimiento con el soporte de distribución. Hoy se separara totalmente el contenido del medio. La Información digitalizada es incontable y ubicua, y su costo marginal de reproducción y distribución es nulo. Una vez creada y digitalizada, una obra intelectual puede ser copiada, distribuida, accedida y disfrutada por millones de personas al mismo tiempo sin que se note diferencia entre el original y las copias, siquiera sin que haya un costo marginal derivado de este disfrute.
Dos consecuencias se desprenden de esto:
- No es posible, o más bien, es anacrónico, imponer restricciones a la difusión de la Información.
- No hay costo de distribución, por lo que desaparece el motivo principal de sostén del sistema de copyright.
En los últimos años han aparecido diversas estrategias para detener lo inevitable:
- Se han hecho campañas de marketing global para definir como “pirata” a aquel que comparte Información protegida por copyrights.
- Se fomenta la denuncia entre pares en diferentes ámbitos, recordando así las peores prácticas de los regímenes fascistas.
- El Trusted Computing Group (TCG) ex Trusted Computing Platform Alliance (TCPA), >desarrolla el concepto de Informática Fiable (o Traidora según se mire). Tecnologías creadas para tomar el control y apropiarse de las computadoras de la gente.
- Se “criminaliza” a los jóvenes que son capaces de explorar estos mecanismos, en lugar de reconocer el talento que las caracteriza.
- Se desarrollan mecanismos artificiales de restricción de la circulación de lass ideas por regiones, tiempos, instancias de uso, etc..
La historia ha demostrado una y otra vez que lo que debe morir, al fin muere, pese a que se intenten todo tipo de resistencias y reacciones. La historia de los cambios tecnológicos es así. Algunas industrias desaparecen mientras otras nuevas se crean. Las avalanchas no se detienen, cuanto más las demoren, más estrepitosa será la caída de los muros que la contengan. La vida, la libertad y la inteligencia siempre encuentran su camino.
Al final del camino algún hacker encontrará una puerta para que pase la luz del conocimiento.
Para nosotros, el resultado a futuro es claro, pero la transición es compleja, hay intereses en juego y tareas pendientes.
Algunas urgentes e imprescindibles, como la garantía de ingresos para los autores de obras digitalizadas que sean de interés para un mundo donde la Información fluya libremente. Existen varios mecanismos posibles y no son pocas las industrias que están ensayando propuestas alternativas.
Pero una cosa es cierta y contundente: es hora de dejar de ver a la Información como un capital acumulable del cual se puede extraer una renta. Es hora de analizar su potencial como generador de servicios.
En una sociedad donde el conocimiento es propiedad privada, las desigualdades de profundizan.
Una de las grandes discusiones que tiene lugar hoy a nivel global también tiene que ver con la cuestión vinculada a la educación, según se la vea como un derecho o como un servicio comercial. Considerando la educación como derecho, el conocimiento y la Información deben ser libres.
Si se considera al conocimiento como un bien económico apropiable, la educación es la primera víctima. En un sociedad donde el conocimiento es propiedad privada, las desigualdades educativas se incrementan.
Esto es así, porque cuando se cierra el conocimiento y se imponen cánones para su acceso, cada persona tiene acceso a lo que puede pagar. Cada persona vale en función de los conocimientos adquiridos. Esto incluye el pago de los “servicios educativos” y el valor de los contenidos. Quien más puede pagar accede a más y mejor Información, en lo que sienta las bases de una sociedad mucho más injusta y desigual.
La reducción de la brecha digital entra en juego aquí. En un mundo donde la Información puede ser ubicua y los costos de educación disminuir notablemente, existen intereses que pretenden instrumentar un sistema que puede enterrar definitivamente el sueño de un mundo con igualdad de oportunidades basado en acceso igualitario a la educación y el conocimiento.
Los intentos de la vieja industria de la Información para subsistir en la nueva era del Conocimiento sólo son posibles a fuerza de imponer una parodia de Sociedad de la Información. Deben poder controlar qué programa se ejecuta en cada ordenador del planeta. Así destruyen el espíritu mismo de la nueva era. Para lograr esto, deben desarrollar mecanismos físicos y dispositivos especiales que respondan a sus intereses y que quiten a los usuarios el mando de sus propias computadoras. Tecnológicamente hay una única vía para lograr estos fines: tener la clave maestra para cada ordenador del planeta.
Si bien esto suena exagerado, es ni más ni menos, el objetivo del TCG (TCPA) conocido en Windows como Palladium. Este sistema está siendo construido hoy en día por una alianza de industrias de la Información y ya se distribuye con las últimas versiones del sistema operativo.
De todos modos, todavía requiere computadoras con un hardware especialmente construido para tal fin, es decir, para quitarle el control a su propietario. Eliminan la libertad de programar y penalizan el compartir mediante la DMCA. En este sentido ¿puede ser válida una ley violada simultanea y conscientemente por el 60% de los usuarios, devenidos en “piratas”?
De lograr esto, a una sociedad controlada, donde cada ordenador ejecute sólo lo que se le autoriza, hay un solo paso. Ese paso es el sueño de muchas empresas. En ese marco, programar estaría prácticamente prohibido. Sólo los que tengan la infraestructura de control podrían hacerlo, impidiendo el acceso a los dispositivos físicos o los medios de almacenamiento.
Puede que hoy no tengamos real magnitud de las consecuencias de esto. Pero cuando todo se maneja por programas, incluyendo las votaciones, la sociedad resultante será democrática o totalitaria. No hay grises en esta perspectiva.
Hoy, cuando todavía hay margen de acción, debemos prohibir esto. O al menos evitar que sea impuesto por ley.
La brecha digital y el acceso universal son subsidiarios.
Estas preocupaciones que el mundo entero está debatiendo, se relacionan más con los problemas estructurales de pobreza y la desigual distribución de la riqueza que con Internet. No es cuestión de eliminar la brecha digital informatizando la pobreza, debemos eliminar la pobreza, apoyándonos en el conocimiento libre.
Al hablar de acceso universal y reducción de la brecha digital es fundamental tomar conciencia de que jamás lo lograremos con sistemas como Palladium, con software privativo, o con leyes penales como DMCA.
Sólo con libertad de ejecución de programas, Software Libre y despenalización del compartir, tendremos acceso universal. Así las cuatro libertades que definen al software libre comprenden los derechos básicos de la Sociedad de la Información: la libertad de ejecutar, conocer, comunicar y crear.
Las batallas concretas que debemos librar.
- evitar que se controle en forma centralizada nuestros ordenadores,
- poner freno a todo intento de patentar software,
- evitar todo tipo de leyes penales como la Digital Millennium Copyright Act (DMCA) http://anti-dmca.org/
Estos son los punto cruciales de la construcción la sociedad de la Información. Los esquemas y normas dentro de los cuales fluya, se comparta y construya el conocimiento determinarán que logremos una sociedad de la Información cerrada o abierta, estática o dinámica, totalitaria o democrática. En definitiva, en estas partidas que lamentablemente pocos comprenden, se juegan las libertades fundamentales, los derechos constitutivos que los ciudadanos tendrán en el nuevo orden que se está construyendo.
Para librar estas batallas, hay pasos indispensables:
- Poner en primera linea de discusión pública la magnitud de estos debates y las consecuencias que se juegan en ellos.
- Desmantelar y discutir críticamente una serie de conceptos como “piratería”, “propiedad intelectual” y mostrar públicamente que existen otras formas de construir y compartir conocimiento basado en principios fundamentales como la cooperación y la libertad.
- Promover la educación basada en estos conceptos, incluyendo la formación integral de los docentes y educadores de todos los ámbitos, formal, no formal y de educación continua.
- Continuar con la construcción del edificio del Software Libre. No debe haber tarea alguna para la cual sea necesario usar Software privativo. Promover su uso en las Organizaciones Comunitarias y el Estado.
Así estableceremos el derecho al acceso, a la información, al conocimiento, a la comunicación y a la educación para todos los seres humanos. O lo que es lo mismo, construiremos una sociedad libre, justa y solidaria.
Basado en el trabajo presentado en Bilbao. http://www.bilbaoit4all.com/castellano/documentacion/pdf_ponencias/Diego%20Saravia%20esp.pdf
Búsqueda personalizada
Si te ha gustado el artículo inscribete al feed clicando en la imagen más abajo para tenerte siempre actualizado sobre los nuevos contenidos del blog:
0 comentarios:
Publicar un comentario
No insertes enlaces clicables, de lo contrario se eliminará el comentario. Si quieres ser advertido via email de los nuevos comentarios marca la casilla "Avisarme". Si te ayudé con la publicación o con las respuestas a los comentarios, compártelo en Facebook,Twitter o Instagram. Gracias.